HIJAS DE LA CARIDAD DE SAN VICENTE DE PAÚL

San Vicente de Paúl

DIA DE LA ENCARNACIÓN

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sábado, 10 de octubre de 2009

350 aniversario de la muerte de nuestros fundadores

Presentación preparada por sor Alicia Vidal. HC (Perú), motivando la celebración de este importante jubileo para toda la Familia Vicentina en el mundo

El Superior General de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad y gran animador de la Familia Vicentina, en circular del 15 de mayo de 2009, anunció Año Jubilar de la Familia Vicentina, para celebrar el Aniversario 350 de la muerte de los Fundadores, Santa Luisa de Marillac y San Vicente de Paúl ocurrida el 15 de marzo y 27 el septiembre de 1660 respectivamente.


La FAMILIA VICENTINA, creciente y activa en muchos continentes, rinde un homenaje de admiración, gratitud y fidelidad a San Vicente de Paúl y a Santa Luisa de Marillac. A estos dos padres espirituales, la fe y el amor a Jesucristo los hizo fieles a su vida de unión con su Dios y Padre, y al amor y entrega generosa a la humanidad, en la persona del desvalido, del necesitado, del Pobre.


La historia francesa del siglo XVII guarda en sus páginas los nombres, los hechos, las hazañas de estas dos personalidades ilustres y santas, que con la fuerza de su testimonio de vida “caritativa y creativa hasta el infinito” marcaron huellas imperecederas en las generaciones de su tiempo.

Bienvenido AÑO JUBILAR DE ANIVERSARIO 2009 a 27 septiembre 2010
CARIDAD Y MISIÓN es el lema y el enfoque para este Año Jubilar, porque el amor a Dios, a Jesucristo, es lo que sostiene y alimenta en la Familia Vicentina toda disposición y todo contacto con el Pobre. De Vicente y de Luisa aprendimos que caridad y misión fueron las dos llamas en el corazón de Jesucristo y hay que conservarlas encendidas para tener una actitud generosa hacia y con los Pobres; y es en el espíritu del Evangelio y del Carisma como queremos revivir y continuar la misión de amor y servicio a los pobres iniciada e impulsada por San Vicente y Santa Luisa.

El mes de septiembre es el mes vicentino, el mes de nuestra familia espiritual. Ahora se nos ofrece esta bella oportunidad para renovar nuestra espiritualidad y nuestro compromiso de amor y servicio a los Pobres, herencia muy apreciada recibida de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac y razón de permanencia de las instituciones que componen hoy la Familia Vicentina hoy.

Fundamento de la vida y la acción de Vicente entre los Pobres

La razón de su consagración y dedicación al servicio de los Pobres fue Jesucristo. Vicente de Paúl amó a Jesucristo y se complacía en repetir a Pablo de Tarso que decía “vivimos en Jesucristo, nuestra vida debe estar escondida en Jesucristo y llena de Jesucristo”. El Jesús de Nazareth cercano a los sencillos de su tiempo para escucharlos, sanarlos, recobrarles su dignidad, defenderlos, mostrarles su complacencia de amor y acompañarlos en su diario caminar, fue el que encendió en Vicente el fuego del amor caritativo y creativo.

Para Vicente de Paúl, Jesucristo fue el “absoluto de su vida”, el que motivó su apostolado, el que le sostuvo en su debilidad y santificó su existencia, el que orientó sus decisiones: “¿qué haría Jesucristo ahora… en esta circunstancia….?”.

La caridad y misión con el Pobre la aprendió Vicente de Jesucristo, de su Evangelio; Él encendió su corazón, le dio valor moral para luchar y comprometerse con la causa de los Pobres; caridad y misión es el alma de la disposición social de la Familia Vicentina al lado de los Pobres hoy.

Vicente nos hace hoy una invitación apostólica que nace de su propia experiencia: él quiere que como misioneros de Jesucristo, volvamos a leer, a meditar y a vivir el Evangelio de los misioneros de los Pobres, Lucas, 4,18: “Me envió a llevar la Buena Nueva a los Pobres, a anunciar la liberación a los cautivos…..”. Jesucristo se identificó con los marginados, los desterrados, los perseguidos, los calumniados… A este Jesucristo lleno de caridad, sufrido, mortificado, mal tratado es al que tenemos que seguir, imitar, honrar. Como vicentinos es necesario que crezcamos en el amor a Jesucristo

Asumimos CARIDAD Y MISIÓN como lema de nuestro Año Jubilar pero también como lema que iluminará nuestras tareas de amor, de cercanía, de servicio a los Pobres en las diversas Ramas de la Familia Vicentina. A todos nos complace renovarnos en la adhesión espiritual al Carisma de estos dos grandes modelos de amor y de lucha por los Pobres. Para nosotros, San Vicente y Santa Luisa son inseparables en este campo de doctrina y de misión con los Pobres, porque ambos siguieron las inspiraciones del Espíritu y dieron forma, tan consistente a este querer divino, que las Congregaciones y familias espirituales que siguieron su Carisma, aunque han pasado los siglos, los honran, porque están “vivas y visionarias”, haciéndoles presentes a través de sus acciones de caridad al lado de los Pobres.

Vicente hacía a sus misioneros una invitación que brotaba del fuego de su corazón y que hoy repite a cada miembro de su familia espiritual: “Amemos a Dios, hermanos, amemos a Dios con el sudor de nuestra frente y el esfuerzo de nuestros brazos”, y entendemos que también la hace a cada uno de nosotros hoy.

¡Inmensa alegría experimenta la Familia Vicentina al celebrar el Año Jubilar 350 años de la muerte de los Fundadores!. Para manifestar más la admiración y gratitud a San Vicente y a Santa Luisa por su singular testimonio de amor y entrega a los Pobres, y para cumplir nuestra propia misión de continuar con el Carisma, herencia grande para el mundo de los Pobres hoy, el Padre Superior General y su Consejo han presentado una gran propuesta (organización y actividades), que será puesta en marcha por los diversos comités en todos los continentes y países.

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