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domingo, 9 de enero de 2011

SOL Y SOMBRA


Esfuerzos fértiles y cansancios baldíos. Lluvia y sequía. Hay veces en que parece que estás en racha. Todo sale bien. Cantas. Bailas por dentro. Sonríes al mundo. Y otras veces en que te sepultan los fantasmas. Hay días en que amas.

Y días en que no. Vivir, es, en parte, aprender a lidiar con esos estados cambiantes, con gratitud, pero sin euforias excesivas cuando todo va bien, y con determinación cuando se nos tuercen los días.




1. El sol

“Las siete vacas gordas son siete años de abundancia y las siete espigas hermosas son siete años: es el mismo sueño (…) Van a venir siete años de gran abundancia para todo el país de Egipto” (Gen 41, 25-29)

Los días buenos. Los momentos inolvidables. Cuando uno está animado. Cuando no haces problema por las idioteces. Cuando vence el buen humor. Cuando bullen los proyectos, las ganas, las ilusiones. Cuando hay encuentro real con los otros. Hay épocas así.

En esos momentos merece la pena hacer acopio de fuerzas. Atesorarlos, sabiendo que la vida no siempre será así, pero disfrutando la oportunidad de contagiar alegría. Llenar la historia y el calendario de proyectos. Ambicionar mucho. Ser buena noticia con las propias palabras y acciones.

¿Cuáles son mis buenos momentos? ¿Cuáles son los proyectos y las gentes en que encuentro ilusión, alegría, evangelio?

2. La sombra


“Las siete vacas flacas y desnutridas que salían detrás de las primeras son siete años, y las siete espigas vacías y con tizón son siete años de hambre. (…) vendrán siete años de hambre que harán olvidar la abundancia en Egipto” (Gen 41, 27-31)
Luego están los días o las temporadas difíciles. Cuando algo falla. O cuando se apaga la chispa que antes iluminaba. Cuando algún problema te quita la paz y te desvela. Cuando alguien te falla. Cuando Dios calla. Cuando el presente o el futuro asustan. Cuando uno se siente más vulnerable, quizás más solo.

En esos momentos conviene no dejarse vencer por el desaliento. Confiar en uno mismo, que otras veces ha salido de los baches; en Dios, que no abandona; en los otros, que están ahí. Apretar los puños, sonreír con coraje, rezar pidiendo fuerza, y seguir adelante. Que tras la noche vuelve el día.

¿Cuáles pueden ser, para mí, motivos de desaliento? ¿Soy capaz de lidiar con esos momentos de dificultad? ¿Sé pedir ayuda?

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