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viernes, 28 de enero de 2011

MENOS JUICIO Y MAS SERVICIO


No os pasa a veces que teneís la sensación de vivir en un mundo de opiniones, donde se habla mucho pero se vive poco. Y nos da miedo caer en lo mismo. Tener siempre una palabra, una interpretación, una propuesta, pero no tener nunca tiempo para hacer las cosas. Poder analizar fríamente las situaciones, describir y clasificar a las personas, interpretar los acontecimientos, pero no sumergirme en ellos y dejar que me involucren, me toquen de verdad. Sí, en mi mundo sobran recetas y faltan cocineros. Sobran análisis y faltan manos. Sobran juicios y faltan abrazos. Por eso quiero gritar para romper esas dinámicas, quiero callar un poco –a pesar de que ahora sigo tirando de palabras- quiero cantar, servir y amar con sencillez. Y que sea lo que Dios quiera.


1. MENOS JUICIO

«Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si este fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora."» (Lc 7)

A veces se me va la vida interpretando, etiquetando, opinando… Tengo que tener una palabra para todo, una palabra definitiva, diferente, especial. Me descubro calificando a las personas, con adjetivos más o menos adecuados (y no siempre benévolos). Puedo ser a la vez fiscal y juez, y a menudo sin necesitar pruebas. Describo las situaciones, diserto sobre nuestra sociedad y no tengo empacho en catalogar al personal –todos encajamos bien en alguna categoría. Y ojo, que como es importante tener cierta capacidad crítica (y si no estamos perdidos), pues es difícil salir de esta dinámica. Rápidamente inventario al personal por secciones: tibios, brillantes, frívolos, geniales, intensos, vagos, serenos o raros… y así hasta el infinito.

¿Me funcionan mucho las etiquetas? ¿Me doy cuenta de que el juicio de Dios está hecho de misericordia, y que siempre salva a la persona?



2. MÁS SERVICIO

«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5)

Pero no todo pueden ser opiniones, etiquetas y juicios (o prejuicios). Porque hay que arrimar el hombro para levantar al afligido. Porque hay que abrazar al solitario que no tiene con quién pasar unas horas. Porque hay que amar al desvalido. Hay que cantar una milonga que caliente el corazón frío. Es tiempo de abrir las ventanas de las estancias oscuras. Hay que temblar al acariciar un rostro sediento de ternura. Y llorar con quien grita, desgarrado, compartir su pena y trocarla en esperanza. Partir tu pan con el hambriento, hasta quedar todos saciados. Que entonces la vida cambia, y los pies caminan más ligeros. Entonces todo es distinto. Y mejor.

¿Qué experiencias de servicio hay en mi vida? ¿Qué vidas se tocan con la mía desde ese encuentro real que transforma las cosas?

lunes, 17 de enero de 2011

"De dioses y hombres": Éxito desbordante del preestreno benéfico



Por María Martínez (Cinemanet).

Unas 2.000 personas asistieron el pasado 13 de enero al preestreno benéfico en Madrid de “De dioses y hombres“, la película de Xavier Beauvois, candidata de Francia a los Oscar. Lo que se había planificado como una proyección en la sala grande de los cines Palafox, para unas 800 personas, se convirtió en tres sesiones distintas, dada la enorme afluencia de público. En Barcelona, por su parte, también se agotaron las entradas 4 días antes del preestreno, llenando una sala de 250 butacas y con una larga lista de espera.



De dioses y hombres’ narra una historia real: los últimos años de siete monjes ciestercienses que vivían y trabajaban en el monasterio Nuestra Señora del Atlas, en Argelia. Fueron secuestrados por el Grupo Islámico Armado el 26 de marzo de 1996, durante la guerra civil que asoló el país, y murieron posteriormente en circunstancias que aún no han sido esclarecidas.

‘De dioses y hombres’, que se puede ver en cines desde el 14 de enero, llega a España tras cosechar un gran éxito tanto de taquilla, en Francia e Italia, como de crítica. Ha sido galardonada, entre otros, con el Grand Prix de honor, el segundo premio más alto del Festival de Cannes.

Fray José Luis Navarro, trapense de la comunidad de Nuestra Señora del Atlas, que ahora se encuentra en Marruecos, participó en el preestreno, y transmitió a los asistentes el agradecimiento de toda la comunidad, y explicó cómo viven, a 1.500 metros de altitud, los cuatro monjes y unas religiosas franciscanas, rodeadas sobre todo por bereberes que, “aunque son musulmanes, están orgullosos de la iglesia que hay en el centro del pueblo, aunque esté cerrada y sin sacerdote”.

La convivencia con la población musulmana -subrayó el monje- es pacífica, tal como se describe en la primera parte de la película: “Nos llaman ‘marabut’, hombres de Dios, y nos piden oraciones y traen velas para la Virgen”.

En el preestreno también participó el crítico de cine Juan Orellana, que definió la cinta como “una de las películas más conmovedoras que he visto en los últimos años. No tiene nada de triste. Puede ser dura, conmovedora, impactante, pero también llena de esperanza y reconfortante”.

Además, consigue una cosa “muy difícil, como es armonizar dos estilos: el que nos cuenta su vida de oración y contemplación, y otros momentos de gran tensión dramática. Está perfectamente armonizado porque fue así. Es muy difícil ponerle ‘peros’, todo lo toca con exquisitez y acierto. Es impresionante pensar que está hecha por no católicos, tanto en el equipo técnico como los actores, a los que les ha cambiado la vida hacerla”.

domingo, 16 de enero de 2011

EN BUSCA DE DIOS Y DEL SENTIDO A LA VIDA


Visión”
En el siglo de las Cruzadas y del arte gótico, en el tiempo de cátaros y albigentes, en la época de los enfrentamientos entre el sacro imperio romano-germánico y el Papado, cuando se iniciaron la primeras escaramuzas entre fe y razón surge Hildegarda de Bingen que escribió una obra enciclopédica, compositora y autora teatral, predicadora y reformadora monástica que como mística se sentía enviada por Dios. Margarethe Von Trotta se fijó hace bastantes años en la vida de esta monja benedictina que se le presentaba como mujer revolucionaria que vivió de una extraña inspiración. Visión. La vida de Hildegarda de Bingen es la película que intenta presentar su historia con un deseo sincero de adentrarse en los motivos y el carácter de esta mujer. Un empeño histórico difícil, una mirada biográfica compleja y una experiencia religiosa inefable de los que la directora sale airosa aunque con una propuesta no fácil de digerir.





La película narra la historia real de una comunidad trapense que vive con la creciente amenaza de un linchamiento popular. Los ocho monjes franceses de ese monasterio han vivido muchos años en armonía con sus hermanos musulmanes, pero a principios de los 90 la tensión fanática crece. A pesar de la amenaza que los rodea, los monjes deciden quedarse.... Centrada en en los motivos por los cuales aquel grupo de monjes decidió permanecer, la cinta nos permite descubrir la libertad de unos hombres que dan su vida por el proyecto de reconciliación que ha nacido de su experiencia contemplativa de Dios.



La película "There Be Dragons", que cuenta con una interpretación libre de la figura de san Josemaría Escrivá (el único personaje histórico del filme), se estrena en España el próximo 25 de marzo.

“Encontrarás Dragones” es un drama épico, centrado en la investigación que Robert (Dougray Scott), periodista español, realiza sobre una serie de acontecimientos acaecidos durante la guerra civil española (1936-1939), que tuvieron como protagonista a su propio padre y a un joven sacerdote, Josemaría Escrivá de Balaguer (Charlie Cox). A través del relato de su padre, Robert va a descubrir una terrible historia de traición, celos y muerte, pero también de redención y perdón con el terrible trasfondo que supuso la guerra en un país enfrentado entre sí.

Josemaría y Manolo, amigos desde la infancia, se ven envueltos en la Guerra Civil, acontecimiento que separa sus caminos.

Años más tarde, Roberto, el hijo de Manolo, descubre la amistad que su padre mantuvo con Josemaría, que se ordenó sacerdote y fundó el Opus Dei.



domingo, 9 de enero de 2011

SOL Y SOMBRA


Esfuerzos fértiles y cansancios baldíos. Lluvia y sequía. Hay veces en que parece que estás en racha. Todo sale bien. Cantas. Bailas por dentro. Sonríes al mundo. Y otras veces en que te sepultan los fantasmas. Hay días en que amas.

Y días en que no. Vivir, es, en parte, aprender a lidiar con esos estados cambiantes, con gratitud, pero sin euforias excesivas cuando todo va bien, y con determinación cuando se nos tuercen los días.




1. El sol

“Las siete vacas gordas son siete años de abundancia y las siete espigas hermosas son siete años: es el mismo sueño (…) Van a venir siete años de gran abundancia para todo el país de Egipto” (Gen 41, 25-29)

Los días buenos. Los momentos inolvidables. Cuando uno está animado. Cuando no haces problema por las idioteces. Cuando vence el buen humor. Cuando bullen los proyectos, las ganas, las ilusiones. Cuando hay encuentro real con los otros. Hay épocas así.

En esos momentos merece la pena hacer acopio de fuerzas. Atesorarlos, sabiendo que la vida no siempre será así, pero disfrutando la oportunidad de contagiar alegría. Llenar la historia y el calendario de proyectos. Ambicionar mucho. Ser buena noticia con las propias palabras y acciones.

¿Cuáles son mis buenos momentos? ¿Cuáles son los proyectos y las gentes en que encuentro ilusión, alegría, evangelio?

2. La sombra


“Las siete vacas flacas y desnutridas que salían detrás de las primeras son siete años, y las siete espigas vacías y con tizón son siete años de hambre. (…) vendrán siete años de hambre que harán olvidar la abundancia en Egipto” (Gen 41, 27-31)
Luego están los días o las temporadas difíciles. Cuando algo falla. O cuando se apaga la chispa que antes iluminaba. Cuando algún problema te quita la paz y te desvela. Cuando alguien te falla. Cuando Dios calla. Cuando el presente o el futuro asustan. Cuando uno se siente más vulnerable, quizás más solo.

En esos momentos conviene no dejarse vencer por el desaliento. Confiar en uno mismo, que otras veces ha salido de los baches; en Dios, que no abandona; en los otros, que están ahí. Apretar los puños, sonreír con coraje, rezar pidiendo fuerza, y seguir adelante. Que tras la noche vuelve el día.

¿Cuáles pueden ser, para mí, motivos de desaliento? ¿Soy capaz de lidiar con esos momentos de dificultad? ¿Sé pedir ayuda?

miércoles, 5 de enero de 2011

HACER SITIO AL NIÑO DIOS


El nacimiento de Jesús, en un establo, tiene que ver con una puerta cerrada, con la ciudad llena, con la falta de hospitalidad o de atención de un pueblo, o con la compasión de quien finalmente les deja un techo donde cobijarse.

Es una historia de cara y cruz, de luz y sombra, donde unos se asoman al milagro, y otros ni se dan cuenta de lo que ocurre. Y así sigue siendo la Navidad, un tiempo de contrastes, de posibilidades y de oportunidad



1. No tenían sitio en la posada

“Lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada” (Lc 2,7)


Así que los que estaban bien guarecidos, bien refugiados, siguieron durmiendo a pierna suelta, y no se enteraron de que, allí, a pocos metros, un niño nacía.
No descubrieron algo admirable en un niño acostado en un pesebre, porque ni siquiera lo vieron. Y eso es, a veces, lo que asusta un poco.

Señor. No quisiera no enterarme de lo que ocurre. No quisiera vivir tan absorto en mi historia, mis preocupaciones y compromisos, mis urgencias e intereses, que pierda la capacidad de estar atento… porque tú pasas, sigues pasando, y viniendo, a nuestras vidas. Así que mantenme los ojos abiertos, los oídos atentos, y el corazón sediento. De ti, de tu evangelio, de la buena noticia…

¿Hay sitio para Dios en mi vida?

2. Tenían sitio en su vida

“Fueron aprisa, y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre” (Lc 2, 16)

Los pastores, y los magos, y quizás algún que otro caminante despistado. Los que se echaron al camino, o estaban fuera, y por eso mismo fueron capaces de reconocer a uno de los suyos. Los que no tenían nada que perder, y mucho que esperar. Los que supieron escuchar. Los que dejaron que el amor les guiara. Los que creyeron en las promesas.

Señor, lo curioso es que, aún hoy, en navidad, uno escucha muchos anuncios, homilías, palabras que hablan de Ti y de tu buena noticia. Se canta. Se reza. Se repite. Pero a veces no cala. Así que esta navidad te pido estar atento a esos anuncios. Aprender a escucharlos como por vez primera. Descubrir su hondura, y su sentido. Te pido que me enciendas los ojos, que me abras las manos, y que me enseñes el camino para llegar al portal donde tú me esperas, acostado en el pesebre.

¿Dónde estoy buscando a Dios hoy?

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