Despedida a siglo y medio de entrega

Las Hijas de la Caridad abandonan el colegio San José Obrero tras décadas de trabajo y dedicación a los menores

  Las seis hermanas que convivían en la localidad desde 1865 recibieron ayer un homenaje a su labor en una misa de más de una hora

 La fundación San José Obrero despidió ayer a las únicas seis hermanas de la congregación de las Hijas de la Caridad que hasta ahora convivían en el centro para llevar a cabo las labores de mantenimiento y comedor de la escuela. El motivo, según señaló ayer una de ellas tras la misa de despedida que tuvo lugar en San José Obrero, «es la falta de vocación, por lo que nos han redistribuido a otras zonas». De esta forma, se puso fin a casi un siglo y medio de historia, pues las Hermanas de la Caridad llevaban en la ciudad desde 1865, antes de la construcción del nuevo centro, hace ya 62 años.

El acto de despedida, además de la misa de más de una hora en honor a las hermanas, contó con la participación de numerosos párrocos de la provincia, que se sumaron a una despedida cargada de recuerdos que hicieron que las hermanas no pudieran contener la emoción al recapitular todo el trabajo realizado durante sus años de internamiento en San José Obrero. Aunque algunas ya han abandonado el centro rumbo a sus nuevos destinos, otras lo harán durante este fin de semana, hasta que el martes no quede ninguna hermana de esta histórica congregación en Orihuela. Alicante, Valencia, Castellón o Navarra formarán sus nuevos destinos, por lo que no solo fue una despedida de Orihuela, sino que los lazos entre la congregación también tomarán diferentes caminos.

Su papel en el centro era fundamental, pues además de ayudar con la educación de los menores hacían tareas como la atención al comedor. Sin embargo, desde San José Obrero aseguran que estas circustancias no repercutirá en el buen funcionamiento del centro, pues «hay gente con mucha vocación y atención a los menores, que harán que todo siga funcionando a la perfección, pues si por algo se caracteriza este centro es porque todo funciona como la seda», apuntó una hermana.