Los ojos son las ventanas del alma”, es un adagio muy antiguo y muy conocido. Y el adagio tiene razón, la mirada será siempre la expresión de lo que sucede y hay en el corazón del hombre, en el interior de nuestro ser. Con poco advertimos en la mirada de alguien el estado anímico que le acompaña. Por ello, Carlos A. Schmitt tiene razón al escribir así:
“Corazón feliz, mirada alegre
Corazón tranquilo, mirada serena
Corazón honesto, mirada transparente
Corazón amigo, mirada de hermano
Corazón depravado, mirada maliciosa
Corazón infeliz, mirada triste
Corazón sin Dios, mirada vacía”.
“Nuestros ojos traducen lo que siente el corazón”.