(Juan Jesús de Cózar).- En la línea de “Un Dios prohibido” (Pablo Moreno, 2013), el próximo 14 de febrero se estrena en España “Bajo un manto de estrellas”, de Óscar Parra de Carrizosa. La película se desarrolla durante el verano de 1936 en el convento dominico de Almagro (Ciudad Real), donde se disponen a pasar los meses de julio y agosto una veintena de frailes después de que los demás residentes ‑novicios y estudiantes‑ regresaran a sus casas para las vacaciones.
Poco después, el 18 de julio… Desde los primeros momentos, el espectador presagia el trágico final de estos religiosos, cuya tensión interior crece al ritmo de los acontecimientos externos.
“Somos viajeros con un destino conocido, pero con una hora de llegada incierta”. Esta frase, pronunciada por uno de los frailes, resume no sólo la dramática situación en la que se encuentra el grupo, sino también cualquier ser humano. Y ese estado de incertidumbre –que recorre toda la película‑ le sirve a Óscar Parra para describir el proceso interior de los protagonistas, desde el nerviosismo y el sufrimiento hasta el amor y el perdón.
Tanto los productores como el director (también coguionista) han evitado expresamente la introducción de valoraciones políticas en el filme, conscientes de que “tomar partido” no supone ningún avance para cicatrizar las heridas de una tan dolorosa contienda fratricida. No olvidar, pero sí purificar la memoria; no indiferencia, pero sí brazos abiertos para perdonar y pedir perdón; no uniformidad, pero sí respeto y eliminación de prejuicios. Un programa necesario –conocerse y comprenderse‑ para convivir en paz.
Aunque en el imaginario del director está sin duda “De dioses y hombres” (Xavier Beauvois, 2010), no hay que esperar de “Bajo un manto de estrellas” una producción espectacular ni actuaciones extraordinarias. Se trata de una notable cinta de bajo presupuesto ‑¿quién puede rodar ahora en España una película cara?‑, que suple con entusiasmo y voluntad las consecuencias de una economía enferma. Además, el argumento revela una gran labor de investigación. Ha sido esencial para el guión la aportación del diario de un novicio, que sobrevivió a la matanza. Tenía 17 años. Eso le salvó.
Vale la pena visitar la web del filme, donde se puede ver el tráiler, descargar el press-book, consultar los cines donde se estrenará (de momento, en 24 salas), solicitar una proyección en la propia localidad, etc. Es una de esas extrañas oportunidades que merece la pena no dejar pasar.
San Vicente de Paúl
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